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Carátula de la serie "Black Sails".

Hoy se cumplen 3 años de la emisión del último capítulo de Black Sails. Como cualquier ocasión es válida para recomendar una de las mejores series de la televisión reciente ―y que en The Glenskehy Reports hayamos visto―, vamos a por ello. ¡Viento en popa a toda vela!

Black Sails fue un hallazgo al que, de hecho, nos resistimos ―cuánto daño hacen los prejuicios…―. Pau y Mireia, os merecéis nuestras disculpas (también salud y riqueza en una isla paradisíaca, por lo menos). Como con todo lo que me apasiona, lo suelto de entrada para que, cuando luego me ponga a criticar minucias, no perdáis de vista el verdadero propósito de este tipo de reseña: la promoción, la evangelización, el boca-oreja, el hablaros de las cosas buenas que justifican el tragarse bodrios de vez en cuando. Black Sails tiene piratas. Black Sails tiene violencia, amoralidad y mal rollo. Black Sails tiene metanarrativa. Black Sails tiene hombres y mujeres de bandera (negra). ¡Black Sails es la hostia en vinagre!

La serie, producida por Michael Bay (no salgáis corriendo todavía, por favor) y emitida en el canal Starz, consta de 4 temporadas cortas. Lo bueno, si breve… Nos hubiera gustado verla a ritmo de emisión y volvernos locos con teorías y demás, que para eso está el fandom. Ya que la teníamos casi enterita a mano, McCabe y yo la DEVORAMOS de un modo anormal en nosotros. 

De izquierda a derecha, John Silver y el capitán Flint, personajes de la serie "Black Sails".
¡Pedazo de serie a la vista!

A grandes rasgos, Black Sails trata de cómo los piratas de Nassau emprenden la caza del navío español Urca de Lima, cuyo cargamento en oro les serviría para, básicamente, lo que les viniera en gana. Los idealistas, como el Capitán Flint, buscan independizarse del yugo inglés y abandonar la piratería (perseguida y en decadencia) en pos del trabajo digno. El Capitán Vane, némesis de Flint, no tiene la menor intención de buscar alternativas al saqueo y la libertad como medio de vida. Aunque es su opinión sincera, es lo que igualmente haría con tal de jorobar a Flint. En cualquier caso, ninguno de ellos es capaz de mover un dedo sin el mecenazgo de Eleanor Guthrie, capataz en funciones que gestiona el comercio de Nassau con mano de hierro. Lo curioso es que nadie sabe a ciencia cierta si el Urca de Lima existe o no. ¿Es de locos embarcarse en su búsqueda y dejarse la piel en misiones suicida para obtener información fidedigna? ¿Están justificados los recursos y el tremendo daño colateral? 

El Capitán Flint tiene claro que el fin justifica los medios. De hecho, entre la tripulación corre el rumor de que sus hombres le importan un pimiento. A Gates, su segundo en la Walrus, le toca acallar la charlatanería… ardua tarea cuando él mismo ha visto suficiente como para albergar una duda razonable acerca de los métodos de su capitán. Menos dudas tiene el carismático contramaestre Billy Bones, quien ve a Flint como al demonio encarnado y por alguna razón se acaba viendo envuelto en la última torrencial tormenta de mierda (shitstorm®) creada por su capitán. Entre tanta puñalada y exhibición de testosterona se halla John Silver, que cuenta con una de las armas más efectivas que existen: la lengua. A base de mentiras, medias verdades, mucha zalamería y el ingenio más afilado que se ha visto a ese lado del Pacifico, Silver es capaz de defender un argumento imposible si con ello va tachando el calendario o llena la panza de vez en cuando… lo que le lleva a urdir un plan de supervivencia con Max, meretriz en Nassau bajo el mecenazgo (por llamarlo de alguna manera) de, cómo no, Eleanor Guthrie. Porque, si algo se sabe en Nassau, es que todos los caminos llevan a un Guthrie.

Elenco de protagonistas de  la primera temporada de la serie "Black Sails".

Y esto es solo el principio, porque no he hablado de Jack Rackham (el pirata fashion que compite en ingenio con John Silver) o Anne Bonny (la pirata sanguinaria con un grandísimo par de ovarios) que empiezan en segundo plano, a remolque de Charles Vane, y van ganando fuerza a medida que las temporadas avanzan. A todo esto, quizá algún nombre os haya sonado porque Black Sails es el cruce perverso entre una precuela de La Isla del Tesoro, el fanfiction desatado (¡Barbanegra!) y la historia real de los piratas del Caribe (los de verdad, no los espantajos de Jack Sparrow), lo cual hace que sea tremendamente sencillo toparse con spoilers incluso yendo con cuidado. Avisados estáis. También es motivo de guiños y homenajes elaborados que la convierten en una serie disfrutable a varios niveles.

Black Sails tiene un buen episodio piloto que, no obstante, solo deja entrever un atisbo de la calidad de la serie. Esto es, en parte, porque al principio es víctima del «síndrome HBO», que grosso modo consiste en mostrar tetas y culos a cascoporro sin que venga a cuento. Es como si, a estas alturas de la vida, pensaran que la sobreexposición de sexo transgrede, incomoda u ofende, cuando lo cierto es que aburre y raramente suma ―es una pena que no goce del «otro síndrome HBO»: si la hubieran emitido ahí y no en Starz nos hubiéramos pasado cuatro años hablando de piratas como si no hubiera un mañana―. Aunque es una serie de aventuras con duelos increíbles y batallas a cañonazo limpio que quitan el aliento, lo que finalmente mueve la trama son los personajes: sus deseos, contradicciones, enigmas y desencuentros. ¿Cuál es el pasado de Flint? ¿Quién es esa tal señora Barlow cuyo nombre muda en susurro si Flint anda cerca? ¿Quién demonios es Flint?

De izquiera a derecha, Jack Rackham, Charles Bane y Anne Bonny, personajes de la serie "Black Sails".

Y es que el capitán Flint es un personaje sencillamente espectacular. Como dicen en inglés, he’s larger tan life, lo que viene a describir una personalidad que arrasa con todo. Flint es un titán de la naturaleza. Domina la serie incluso cuando no aparece; desgranar su personalidad se convierte en una obsesión para el resto de personajes y cada dato ―suministrados a cuentagotas―, aporta nuevos matices a escenas ya vistas. Al adentrarnos de lleno en su pasado mediante flashbacks, la historia gana en complejidad y nosotros sucumbimos al voyeur que llevamos dentro, paladeando cada detalle de la vida de este hombre antes de convertirse en el pirata más temido y odiado por la armada inglesa. ¿Puede un hombre singular y bienintencionado transformarse en un monstruo? Al desarrollar una respuesta a esta pregunta, la segunda temporada de Black Sails es una obra maestra.


“We’re all stories, in the end.”

Jack Rackham


Algunos espectadores se quedan por el camino porque les incomoda la violencia sin cuartel de sus imágenes. Es uno de los peajes a pagar, ciertamente. Otro sería que el físico agraciado de sus intérpretes haga que Black Sails pueda pasar por una serie pajillera cuyo mérito se resume a distraer un rato la vista. Es muy culpable de este pecado, también. Sin embargo, la gran mayoría de protagonistas tiene un gran actor o actriz detrás; sin ir más lejos, el capitán Flint posee los atractivos rasgos de Toby Stephens, actor con una dilatada trayectoria en cine y teatro que avala su elección ―como curiosidad, es hijo de Maggie Smith―. Finalmente, Black Sails cuenta con unos títulos de crédito de corte macarra a la par que intimista… sí, tal cosa es posible. El temazo de Bear McCreary, que combina una zanfoña con lo que parecen hinchas cantando a coro, puede ahuyentar a más de uno. Quien ya pase de largo incurrirá en el mismo error que algunos cometen con Flint: juzgar a la ligera.

Si se superan este par de escollos (insignificantes), poco a poco se descubre una serie de factura impecable volcada en el entretenimiento ―su dominio del cliffhanger es ejemplar―, pero también a la reflexión. Black Sails es un elogio del poder de la palabra, del arte de construir y contar historias, de la capacidad de moldear la realidad a nuestro antojo. En paralelo, expone una tesis que cuestiona la permanencia de la identidad: ¿Cuántas veces podemos reinventarnos? ¿En qué punto el disfraz se pega tanto a la piel que ocupa su lugar? ¿A qué o quién somos leales? ¿Merece la pena el sacrificio?

Como decía al principio, Black Sails es la hostia en vinagre.

Series: «Black Sails»
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